miércoles, 27 de septiembre de 2017





 El descarrilamiento del ‘procés’
Los que invocan el nacionalismo lo hacen en vano. El amor a la comunidad a la que uno pertenece y el cuidado de los intereses materiales y culturales de esa comunidad no se articulan hoy en día por medio del nacionalismo

EDUARDO MENDOZA -  27 sep 2017. diario el país

                      ________________________________________
(En estos momentos de vorágine y confusión, nos ha parecido
 interesante copiar en nuestras páginas, para ayudar a dar a
conocer, la opinión del último Premio Cervantes, por su
honestidad y sentido común.

                                                      En Tarancón: Opinión y Cultura)        _________________________________________



      Hace unos días me pasaron a la firma un manifiesto sobre el referéndum catalán. Los firmantes eran personas que respeto y con muchas de las cuales tengo una buena amistad y el contenido del manifiesto era inocuo, a pesar de lo cual no quise sumarme a la lista de firmantes por varias razones de forma y de estrategia: en primer lugar, todos los firmantes tienen, sin ánimo de ofender, una cierta edad, con lo cual su opinión encarna la sabiduría y la experiencia, pero no representa el ímpetu y la esperanza de una población más joven. Al margen de esto, en el momento presente, un manifiesto publicado en un determinado órgano de expresión sería tomado como una declaración de guerra dijera lo que dijera. Y así ocurrió. Sin embargo, de poco sirvió mi exquisita prudencia y mi nombre ha sido incorporado a la lista de los firmantes a la hora de repartir denuestos. Qué le vamos a hacer.
      Seguramente esta adhesión virtual se debe a unas declaraciones recientes, expresadas en el curso de una entrevista, en las que dije que el procés había descarrilado. Con eso quise decir que el planteamiento de la cuestión y su desarrollo posterior habían sido erróneos y seguían un camino equivocado, no tanto por su contenido, discutible en algunos puntos, pero merecedor de un serio debate, sino el espíritu que lo había alimentado y del que se seguía nutriendo. Con esta frase tan retorcida me refería, como añadí, al nacionalismo.
      En la entrevista a que me refiero dije que el nacionalismo era un concepto anacrónico. Pervive, sin duda, en el ánimo de muchas personas, pero ha cambiado de sentido. Lo mismo ocurre con otros conceptos. Por ejemplo, el romanticismo. Si hoy digo que soy un romántico, nadie interpretará que pienso como Schiller o como Lord Byron, sino que me gustan las canciones melódicas y las películas ñoñas que acaban bien. Otros conceptos sufren hoy el mismo desgaste: democracia, por ejemplo; o socialismo. Pero no nos alejemos del tema. Lo que quería decir es que los que invocan el nacionalismo lo hacen en vano. El amor a la comunidad a la que uno pertenece y el cuidado de los intereses materiales y culturales de esa comunidad no se articulan hoy en día por medio del nacionalismo ni son, en rigor, nacionalismo. El nacionalismo tuvo su momento y pasó. Ahora es un conjuro que permite al que lo usa creer que representa los intereses de la comunidad y descalificar al que no comparte su postura. Por suerte o por desgracia, hoy en día los problemas son otros y añadir el elemento emocional a las cuestiones prácticas lo enreda todo. Pero también es cierto que las emociones existen y son importantes para quien las siente y rechazarlas con la altanería de quien está de vuelta de todo es contraproducente y está mal.

Las emociones existen y son importantes para quien las siente; está mal rechazarlas con
altanería

      Cataluña no es un país de ideas. Las relaciones humanas, el pragmatismo y la creatividad artística son sus principales virtudes. En uno y otro terreno subyace un elemento infantil que hace a Cataluña especialmente atractiva, como se demuestra por un turismo que la desborda. Y los visitantes acuden en masa a ver la obra de Gaudí y la de Dalí, dos artistas que apelan a lo que algunos llaman “el niño que todos llevamos dentro” y esta cualidad le ha permitido pasar rápidamente y con éxito de una economía industrial en decadencia a una economía de servicios y a Barcelona en la capital europea del desmadre. Nadie escapa a este influjo. Lo mismo se aplica las grandes manifestaciones públicas. Comparadas con las broncas de cualquier otro país, las manifestaciones que tienen lugar en Barcelona, sea para protestar o para exigir, son una fiesta escolar. La gente se ríe, se abraza, canta y su comportamiento, en todo momento ejemplar, hace que la manifestación parezca un juego. Los corresponsales extranjeros, que del niño ven la inocencia y no la rabieta, flipan y se apuntan a una causa tan guai.   Del mismo modo, las actitudes desafiantes de los dirigentes, los insultos y las descalificaciones les salen del alma, pero vistas objetivamente, son de tebeo.
      A esto el Gobierno español, tanto el actual, como todos los gobiernos que le han precedido a lo largo de una historia que dura más de cien años, no sabe cómo responder. En el caso del Gobierno actual la cosa se agrava porque sus recursos intelectuales son, por decirlo de algún modo, limitados. Regaña, llama al orden y amenaza, todo lo cual da el resultado contrario al que busca, si es que busca resolver el conflicto y no encrespar los ánimos con fines electorales. El recurso a la legalidad difícilmente surte efecto cuando ni este Gobierno ni ninguno ha demostrado mucha preocupación por las leyes a la hora de manejar los dineros propios y ajenos. Y la amenaza de poco sirve frente a la irresponsabilidad.
      ¿Qué hay que hacer? No tengo ni idea. Lo preocupante es que tampoco parece haber       nadie que tenga alguna, salvo la de continuar la batalla de slogans y llegado el momento salir a la calle y liarse a mamporros. Mientras tanto, el papel de las personas como yo, apartadas de la cosa pública por inclinación, pero metidos en ella por las circunstancias, sólo puede ser el de intentar aclarar las ideas y reconducir las cosas a un terreno más serio. Y en cumplimiento de esta noble función hago dos apuntes de orden lingüístico e histórico.

Los recursos intelectuales del Gobierno actual son limitados. Regaña, llama al orden y
amenaza

      El primero es de uso interno: La Historia nos enseña que no se grita por las calles que no hay democracia cuando realmente no hay democracia; si te dejan salir a gritar lo que te da la gana es que las cosas no están tan mal. El segundo se refiere a la Guardia Civil. Los medios de información extranjeros califican a la Guardia Civil de “paramilitares”, lo cual es una falsedad, primero porque la Guardia Civil es una rama más de la policía estatal y segundo porque este término remite al lector a otros países y otras actividades que por fortuna no tienen nada que ver con lo que ahora pasa en Cataluña. Y quienes en Cataluña invocan la Historia reciente bien saben que el levantamiento militar de 1936 no triunfó en Barcelona gracias a la lealtad de la Guardia Civil a la República. Es verdad que luego fue un instrumento del franquismo, pero no más que los curas que ahora declaran su apoyo al referéndum.
Los medios de información cumplen una labor necesaria. Algunos son tendenciosos e incluso sectarios, pero en conjunto son la salvaguardia de las libertades o, al menos, una defensa contra el abuso de poder, en la medida en que son una tribuna abierta donde cabe la disidencia y la denuncia. Pero no son infalibles y, por la propia naturaleza de su función, son fragmentarios y precipitados. Alguien dijo que la guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los militares. Lo mismo se puede decir de la opinión pública: algo demasiado importante para dejarlo exclusivamente en manos de los medios de información. Y esto va también para el periódico en el que aparece este artículo. En medio de la vorágine, alguien tiene que pararse y ponerse a pensar un poco más a fondo.


Eduardo Mendoza es escritor y Premio Cervantes 2016.


Ilustración: Nicolás Aznarez


OTROS ARTÍCULOS DEL AUTOR



sábado, 16 de septiembre de 2017





ALCALDES DE TARANCÓN
desde 1637 hasta 2017


       El Ayuntamiento de Tarancón, ha creado un nuevo espacio expositivo en la Sala de Comisiones, la que anteriormente se conocía como Sala de los Quijotes, en alusión a la magnífica colección de escenas del quijote en Terracota.
       La nueva exposición está formada por nueve paneles en los que además de situarnos en el contexto histórico de cada época desde el siglo XVIII hasta el presente, nos va mostrando la relación de los alcaldes hasta el período predemocrático, con el último alcalde, a caballo entre el período de la dictadura y las primeras elecciones democráticas a partir de la Constitución de 1978, (don Francisco Manzanares González), a los que sigue una colección de retratos, desde el primer alcalde de la democracia (don Antonio Dominguez Gallego), hasta el alcalde actual, don José Manuel López Carrizo.
       Hemos fotografiado los paneles, (no con la calidad deseada al no poder situar un sistema de iluminación adecuado y con espacio escaso para obtener encuadres y enfoque correctos), y aunque la mayoría resultan perfectamente legibles, hemos optado por incluir el nombre y el período de mandato bajo cada una de las fotografías.
       Nos parece una buena iniciativa y un elemento más para conocer la historia de nuestro pueblo.

Nota: Nos ha extrañado ver que desde 1637 hasta marzo de 1844, había dos alcaldes por legislatura. Hemos consultado con don Marino Poves Jiménez y nos aclara que hasta esa época se nombraba tanto a los alcaldes como a los regidores (concejales) por partida doble, unos por  "El Estado Noble" y los otros por "El Estado Llano", estando representadas ambas clases sociales. No fue hasta un decreto de Espartero (liberal) --que suprimía los Señoríos, y por tanto las diferencias entre clases sociales para cargos administrativos y representativos--, cuando pasó a haber una sola categoría de alcaldes y regidores.


__________________________


Recorriendo la Exposición:

















































Los alcaldes de la democracia:






ANTONIO DOMíNGUEZ GALLEGO
Primer mandato: 1979-1983
Segundo Mandato: 1995-1999








JOSÉ GARCÍA BARRIOS
1983-1985








JOSE MIGUEL RUIZ PARRA
1985-1987








JUAN MANUEL LÓPEZ GARCÍA
Primer Mandato: 1987-1991
Segundo Mandato: 1991-1995








RAÚL AMORES PÉREZ
Primer mandato: 1999-2003
Segundo mandato: 2003-2007
Tercer mandato: 2007-2011







MARÍA JESÚS BONILLA DOMÍNGUEZ
2011-2015







JOSE MANUEL LÓPEZ CARRIZO
2015- ...




     En resumen: nos parece una idea acertada habernos dado a conocer a todas esas personas que desde siglos atrás, dirigieron el día a día de Tarancón y aportaron su esfuerzo para el desarrollo de nuestra ciudad; y aunque comprendemos que pasado un tiempo los diferentes paneles terminarán siendo retirados de esa sala, sería deseable que se les destinara un lugar destacado, y no se nos ocurre otro más apropiado que la Sala de Personajes Ilustres de la Casa Parada, donde podrían contemplarse por las nuevas generaciones cuando acudan a visitar el Museo Lozano o cualquiera de las exposiciones o actividades lúdicas y culturales que allí se organicen en el futuro.


P.L.O.
En Tarancón: Opinión y Cultura
















martes, 5 de septiembre de 2017









TARDES DE TORMENTA


      Sería más o menos cuando yo tenía entre los ocho y los once años; y cuando en verano o el otoño los nulos berrendos* se adueñaban del cielo; esos que venían del Levante, mi madre nos contaba lo que mi abuelo Francisco decía a mi abuela María: “El nulo viene de Valencia, por detrás del camarón, será una nube mala*; voy a encerrar a las gallinas y a atar a la mula y echar el pestillo a la puerta de la cuadra y tú asegura las ventanas y mete los geranios en la cocina”.
     Pasados los años, mi madre, siguiendo la costumbre heredada de sus padres –seguramente ancestral–, y también por su miedo a las nubes de Valencia, cuando la tarde se tornaba oscura, muy oscura y se oía retronar cada vez más fuerte, y antes de que empezasen las culebrinas y los truenos sonasen más fuertes, nos recogía a los tres más pequeños y alguna de mis tres hermanas mayores también nos seguía hasta una habitación en la planta baja de la casa, y sobre una porción de suelo de madera, que ella decía que aislaba de la electricidad, junto a la ventana que daba al comienzo de mi calle y permitía ver la plaza Del Jesús, y allí, en torno a una mesa camilla y con una vela encendida por si cortaban la luz, empezaba a rezar el Trisagio*; una serie de oraciones a tres santos distintos y repetida por tres veces, para ahuyentar la tormenta y protegernos de los rayos y la piedra*:

Santa Bárbara bendita
que en el cielo estás escrita
con papel y agua bendita
en el ara de la Cruz;
digamos tres veces: Jesús, Jesús, Jesús.*

     A medida que iba avanzando la oración la tormenta arreciaba y el cielo era cada vez más gris oscuro y las culebrinas eran más frecuentes y los truenos atronaban de verdad con retumbantes estampidos, y hacían vibrar los cristales de la ventana; y yo, embelesado con el espectáculo me despistaba de las oraciones, mirando sin pestañear el gran caserón que sobresalía tras la plaza, con un tejado a cuatro vertientes en cuyo vértice se erguía el mástil de un vetusto pararrayos, coronado por tres puntas en diagonal y rematado por otra más larga y vertical que apuntaban directamente al cielo. Y esperaba ansioso, pero sin suerte a que cayese un rayo para ver si resistía el pararrayos o si era destruido,  para contárselo al día siguiente a mis amigos de la plaza y del colegio; y contaba los segundos transcurrido hasta el trueno para calcular la distancia a que había caído, multiplicándolos por 340 que es la velocidad del sonido.
      No tenía miedo porque me sentía protegido tras la ventana, sobre el suelo de madera y por las jaculatorias a coro entonadas por mi madre y mis hermanos. Cuando la culebrina rasgaba el cielo todos nos santiguábamos y el tono de voz aumentaba para sobreponerse al trueno y al momento yo les decía: –ha caído a 450 metros, ya se va acercando, –y mi madre me miraba severa y con el dedo vertical sobre los labios, me mandaba callar y seguía desgranando las jaculatorias:

San Bartolomé salió
y a Jesucristo encontró.
–¿Dónde vas Bartolomé?
–Contigo Señor iré.

–Conmigo vendrás
al cielo entrarás
y te daré un don
que no se lo di a varón:

––¡¡Haaala!!, éste ha caído a 200 metros ¡¡La tenemos encima!!.
–¡Calla, por favor!

En la casa que tres veces
seas nombrado,
no caerá piedra ni rayo,
ni mujer morirá de parto,
ni niño de espanto,
ni labrador en su campo.

     Pasaron los años y ya de joven, un día, yendo desde Priego hacia Fuertescusa, en la Serranía de Cuenca, me sorprendió una fortísima tormenta, y una fuerte granizada con piedras del tamaño de avellanas se abatió sobre los pinos y las piedras empezaron a golpear mi coche y vi que estaba muy cerca de un pequeño  y corto túnel  seguido de otros, a los que los serranos llaman “La Boca del Infierno”, que es la puerta a los más espesos pinares de la Serranía; y justo antes de entrar, a mi derecha, apenas a cincuenta metros, un rayo rasgó el cielo y abrió de arriba abajo un pino, con un trueno instantáneo como nunca había oído.
     Me refugié en el túnel  a esperar a que amainara el pedrisco y recordé lo que años antes nos decía mi profesor de tercero de primaria, don Pedro Ortiz de León: “Si os sorprende en el campo una tormenta, nunca os refugiéis debajo de un árbol, pues puede protegeros de la lluvia o el granizo, pero atrae los rayos y el rayo puede mataros”.
     Hoy, a pocos días de los atentados de Barcelona, y ante el clamor de miles de catalanes que se manifestaban al grito de “Jo no tinc por” (“yo no tengo miedo”), ha venido a mi memoria todo aquello y he optado por no confiar en árboles amables y protectores cuando amenaza tormenta, y huir de los nulos que vienen del oriente y si la tempestad se cierne ineludible, prefiero pisar en un suelo de madera y tras la  ventana sentirme protegido por un pararrayos de cuatro puntas de platino e iridio, porque yo sí tengo miedo del rayo asesino y despiadado.  

P. López Ocaña
Desde la Carpetania
3/09/2017


–––––

*Nulo berrendo: Nublo; nubes negras con ruido lejano de truenos que amenaza tormenta inminente.
*Nube: Sinónimo de tormenta, sólo cuando ésta puede producirse o ya ha pasado.
*Retronar: Truenos sordos y lejanos que anuncian que se aproxima una tormenta.
*TRISAGIO: del Latín tardío trisagïon, “tres santos”. Jaculatoria para varios usos, elegidos los santos según para qué fuesen abogados.
*No he podido recopilar completa la oración a Santa Bárbara ni la del tercer santo.
*Piedra: sinónimo de granizo de grueso tamaño dañino para el campo, en mi pueblo especialmente para las viñas.
*Culebrina: rayo visible y zigzagueante, de nube a nube o de nube a tierra. A sus ramificaciones, más débiles, se les   llama “chispas”.
*Pedrisco: Granizada de piedra destructora de cultivos.