lunes, 31 de octubre de 2016

Crítica: El Alquimista - Paulo Coelho

Críticas


El Alquimista - Paulo Coelho




     Paulo Coelho siempre había sonado en mi cabeza. Múltiples de sus frases pasaban cada día por mis ojos en las diversas redes sociales, y sin duda para mí, era todo un ejemplo a seguir. Incluso me habían llegado a decir que podía llegar a ser el Paulo Coelho de Tarancón. ¿Se imaginan? ¡Ni en mis mejores sueños! Eso sería llegar demasiado lejos. Todo un icono para el mundo literario, sin duda.
     Un día como otro cualquiera, llegué tarde al autobús que me traía de vuelta a casa, por lo que me tocaba esperar nada más y nada menos que dos horas y media. Sin nada con lo que entretenerme, me dispuse a echar un vistazo en una librería de la parada de autobuses, y allí se encontraba: “El alquimista”. Aquel libro del que tanto había oído hablar. Era un insulto que no hubiese llegado a leer nada concreto de Paulo Coelho. Y no me arrepentí gastarme lo poco que me quedaba en aquel libro, que había llegado a mi vida casi por casualidad, o eso creía yo.
     Una historia que habla sobre los sueños, y la importancia de perseguirlos con el corazón. “El alquimista” se divide en dos partes, donde en la primera se nos presenta un personaje al que fácilmente le cogemos un cariño inigualable. En seguida conectamos con él. Y eso es algo que no todos los personajes consiguen. Vemos como Santiago, un joven andaluz, decide ser pastor desde bien pequeño, por el simple hecho de que le gusta viajar. Su camino nos lleva hasta cierto pueblo, donde le hablan de un tesoro en mitad de un desierto. El joven Santiago, decide optar por perseguir a donde le lleva ese camino. Una aventura que le lleva hasta el mismo desierto. Lo que no sabemos, es que dicho tesoro que a primera instancia parece material, termina convirtiéndose en algo más bien metafórico. Un camino que nos lleva a escoger los caminos que dicta nuestro corazón, por lo sueños. Por ir más allá. Y quizá a aventurarnos a quién sabe dónde. Un tesoro que tal vez le hace tomar decisiones algo arriesgadas, y que tras verse como va empeorando su camino hacia el final de la primera parte, nos enseña como de cada situación puede sacar siempre algo positivo. Un personaje con un gran corazón donde en su interior no reside nada de maldad, y rápidamente se convierte en un fiel compañero de viaje.



     La historia sigue con nuestro protagonista, y sin desvelar muchos detalles de la historia (ya que sin duda pienso que es una experiencia que tiene que vivir cada uno al leerla) puedo decir que el mensaje que nos deja es que aprendamos a vivir. No el ayer, ni el mañana, sino hoy. Una historia que nos anima a buscar nuestra propia Leyenda Personal, y a aprender a leer el lenguaje de la vida, a fijarnos en los detalles que nos da la vida, para así arriesgarnos, ¿por qué no?, a luchar por nuestros sueños. Nos da ese empujón a creer que detrás de cada revés que nos da la vida, siempre hay un lado positivo y una enseñanza. Cuando dejas de leerlo sientes que el gran espíritu del chico se queda contigo, y eso te hace sentir cómodo, con un gran sabor de boca que como dije, se quedará en tu subconsciente.  
     Mención aparte al gran estilo que nos trae el autor. Sus palabras formas páginas inolvidables para nuestros ojos. Un gran referente para el mundo de la literatura. Sin duda una lectura que no te dejará indiferente, y que puede llegar a cambiar hasta tu forma de pensar, haciendo que sepamos valorar siempre cada acto que aparece en nuestro camino. Haciéndonos ver que cada uno de nosotros tiene un cometido, y que solo si luchas por alcanzar tu propia Leyenda Personal, te darás cuenta de que todo habrá merecido la pena para llegar hasta ahí. Un libro que desde luego merece la pena tener en tu estantería. Que no te dejará indiferente.


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