sábado, 8 de octubre de 2016

RINCON DE LOS ARTISTAS: FOLCLORE DE TARANCON







El grupo "Zas!! Candil", que hoy incluimos en esta sección del Rincón de los Artistas, casi no necesita presentación debido al éxito alcanzado en nuestro pueblo y en otros muchos lugares de la provincia de Cuenca y de Castilla por su innovadora forma de entender e interpretar el folclore de Tarancón, introduciendo nuevos aires de blues e incorporando instrumentos nuevos, como el trombón de varas, las guitarras acústicas, la flauta dulce, el clarinete, la genial armónica de Marcos Coll y una gran variadad de instrumentos tradicionales de percusión, algunos utilizados todavía en el norte de Castilla y ya casi olvidados en el centro y sur.
Hemos incorporado archivos de audio de varias de las canciones de su disco "De las Cuevas", con un comentario a cada una de ellas, que ayudarán a entender el contexto cultural, social y temporal en que se compusieron, a todos aquellos que no sean de este pueblo. Y también, al final, un enlace a su proyecto de presente y futuro. En él hacen mención a varios vídeos de sus actuaciones de los que no hemos podido adjuntar enlace, pero que son fácilmente localizables en You Tube.
Esperamos que os guste.

GRUPO ZAS!!! CANDIL
Algunas canciones de su álbum
"DE LAS CUEVAS"

Actuación en la plaza del Ayuntamiento de Tarancón.



Canción de Santa Quiteria
Esta canción, por su estructura musical, debe ser muy antigua. Procede de la Ciudad conquense de Huete, donde existe una ancestral rivalidad entre los quiterios y los juanistas, santos venerados en cada uno de los barrios de esa localidad. Posiblemente se empezó a conocer en Tarancón a partir de la entrada en funcionamiento del Ferrocarril, que facilitó mucho la comunicación y el movimiento de gentes entre las dos poblaciones a mediados del siglo XIX, y como en Tarancón también existen, entre otros, los barrios de Santa Quiteria, de San Juan y de San Roque, la canción fue adoptada por los quiterios, o más bien quiterias, para aprovechar y chinchar a las sanroqueras.

https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRVGN5dF9SNTFwTVU


Para qué haces mocita
Compuesta por Luis Ríus Zunón en su exilio mejicano e interpretado por el grupo familiar El Candil que grabó todas las canciones en dos álbumes bajo el título Cancionero de Tarancón, que recogían canciones de ronda, Seguidillas, Jotas, Villancicos y nanas.


https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRVWNKY0lPWW1RVzg


Caricatura del Grupo. Dibujo de Luis Alberto del Burgo.


Nana del Pardal
Preciosa Canción de Cuna (nana), del Cancionero de Tarancón de Luis Ríus Zunón, en todas las nanas contenidas en uno de los álbumes, predomina la poesía y se adelanta al ecologismo que vendría años después.

https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRd1NpQ05xT2oyaWs


Mocita si tú quisieras...
Canción de ronda del Cancionero de Tarancón de Luis Ríus Zunón, como todas las demás con abundante léxico ya casi perdido.

https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRODVBZ04wQU5SYjg



Mocita Aceitunera
Canción de Trabajo, del Cancionero de Tarancón de Luis Rius Zunón. Aquí el mozo ofrece su esfuerzo a su admirada moza para recolectar por ella la aceituna (la más dura de las tareas agrícolas de recolección en nuestro frío invierno). Es quizás la canción de trabajo y amor más hermosa del cancionero, y aquí el grupo Zas!!! Candil, ha hecho uno de sus mejores arreglos, destacando especialmente la armónica de Marcos Coll, blusista taranconero que da conciertos por todo el mundo, sólo o acompañando a famosos cantantes, guitarristas y grupos de Blues.

https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRcUllOEZkemVpYkk


Canción del Pelelito
Canción que se cantaba, hasta hace pocos años, en la noche del 18 de marzo, en las llamadas Hogueras de San José. Era una bonita fiesta que se celebraba calle por calle, en que los vecinos se concentraban alrededor de la hoguera y compartían licores y dulces típicos mientras las mujeres, las muchachas y los niños, cantaban antiguas canciones y jugaban al corro. Antes, por la tarde, las mujeres confeccionaban un Pelele (El Pelelito), a tamaño natural, que era la figura de un hombre, y en la bragueta del pantalón, ocupando el lugar de su sexo una larga guindilla roja y picante. Por la noche lo mateaban y ridiculizaban entre gritos y chanzas mientras cantaban esta canción, quemándolo finalmente en la hoguera. Era quizás la venganza femenina por las duras tareas que soportaban las mujeres en aquellos tiempos de dominio masculino.
En la canción se introdujeron referencias al ferrocarril que llegó a Tarancón en el siglo XIX, haciendo mención al oficio, a veces ocasional, de maletero, que realizaban algunos hombres para complementar los ingresos familiares; y también a las sanciones que suponía tocar o dañar el recién estrenado tendido eléctrico de las calles (los alambres); "Centenero" era el guardia municipal encargado de vigilarlo y poner la sanción (dos reales).

https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRSWNvcV9jN1BjMGc

Para escuchar las canciones, pinchar en los enlaces.


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Proyecto Zas!! Candil de investigación antropológica del Folclore:

Adjuntamos un enlace al interesante Proyecto Zas!! Candil sobre sus planes, proyectos y línea de investigación sobre el folclore taranconero y castellano en  que están inmersos y que simultanean con sus actuaciones por nuestra provincia y diferentes puntos de Castilla.

Para poder leerlo, pinchar sobre el siguiente enlace:
https://drive.google.com/open?id=0B8_GJikb-KRRS2VYVjRoU1BOZlU



Tarancón 8-10-2016

RINCON LITERARIO: RECUERDOS DE AÑOS HA



EL GALLO PELEÓN
Y EL CABALLERO VENGADOR
(Una historia tan real como la vida misma)




      Tras la vuelta a casa y a la vida normal de un niño tras cuatro años de ausencia, no fui al colegio hasta septiembre, tres meses después de cumplir los siete años, tras un emocionante verano jugando a los juegos que podía permitirme y matando cardos con una preciosa espada de madera, con filo y todo, que me hizo un tipógrafo y maquinista de la imprenta de mi padre, Juan Espada, que sabía mucho de carpintería... El juego consistía en atacar toda la cuadrilla de la calle Nueva y de la Plaza del Jesús, espadas en ristre las formaciones de cardos cabezones de las grandes cardenchas de los descampados próximos al pueblo; imaginábamos que eran un ejército de enemigos armados de largas púas venenosas, y los decapitábamos sin contemplaciones imaginando un combate heroico. Luego, terminada la batalla, contemplábamos satisfechos aquel ejército derrotado de enemigos sin cabeza, convencidos de que sin duda merecíamos una medalla al valor.

      Recuerdo también, con cierta vergüenza, mi pelea con el gallo "jefe" del corral de mi casa, muy agresivo, celoso guardián de su territorio y su harén de lustrosas gallinas. Un día atacó a "mi" hermana pequeña, y yo consideré que debía vengar aquella afrenta. Mi siempre comprensivo amigo, Julián Martínez "El Goloso", entonces ayudante de tipografía, me hizo un precioso escudo de cartón, y armado con la espada, mi maravillosa espada vencedora en cien combates, cual caballero andante, marché a enfrentarme con el temido gallo. Entré al corral y avancé hacia él, que desafiante, estiraba el cuello para estudiarme mirándome, alternativamente con cada uno de sus ojos, y ahuecaba sus plumas, mientras avanzaba cauteloso y arrogante hacia mí, en semicírculos que se iban cerrando mientras emitía sonoros, cortos y estridentes cacareos para acobardarme. De repente, avanzó rápido, en línea recta y se lanzó con estrépito sobre mí con las uñas y espolones por delante. Lo paré con mi escudo, pero di un paso atrás y tropecé con el comedero de las gallinas, quedando tendido de espaldas sobre el sucio suelo cubierto de paja y gallinazas (cacas de gallina). Aún así, derribado, levanté mi espada y tapé mi pecho con el escudo, decidido a luchar hasta la victoria o la muerte lanzando desordenados mandobles que nunca alcanzaron al bicho; pero el maldito gallo, satisfecho, había retrocedido y se paseaba orgulloso frente a mí entonando insultantes cantos de victoria… Comprendí, a mi pesar, que el combate había terminado y el gallo me había vencido… Humillado y dolido, abandoné su territorio, convencido de que aquella mala bestia no lucharía más, pues estaba claro que nada sabía de honor y se daba por satisfecho viéndome en el suelo y humillado. Me levanté y abadoné el corral con la cabeza gacha, triste y abatido.

      El gallo siguió siendo agresivo con todo el que osase invadir su territorio y mi padre, justiciero, lo condenaría a la cazuela y yo saboreé sus caldos en la mesa familiar… Triste consuelo, porque yo había sufrido mi primera derrota y luego…, a lo largo de mi vida sufriría otras muchas y la imagen del aquel gallo victorioso volvería a mi mente una y otra vez.


Pedro López Ocaña, 2016

(De mi colección de recuerdos
y vivencias personales)



Renglones tras mis pasos - J. Vielsa

Sección literaria


Renglones tras mis pasos

     ¿Cuándo realmente deja de doler el pasado? ¿En que momento decidimos que ya todo queda atrás, para dejar espacio a lo que se avecina?
     Cuando descubres que todos tus límites los pone tu cabeza, nada te detiene. Pues eres tú mismo quien pone tus metas, y lo alto que son sus respectivos obstáculos. El que debe superar todas esas barreras y tener fuerza de voluntad. No necesitamos parches para dejar de fumar, ni sustituir a una persona para olvidarla. Todo se centra en la idea que te metas tú en la cabeza. Y lo que tú creas que necesitas.
     Yo escribo mis propios pasos, donde por mucho que duela, ya nunca más disfrutaré el camino que anduve en su momento. Como si de cualquier paisaje se tratase, o una obra de arte fuera, los cuales no volveremos a contemplar y disfrutar con los mismos ojos a medida que más los divisemos.
     Yo soy cada letra, cada renglón que escribo. Mi propia historia. Y todos y cada uno de los renglones son los días que pasaron por mis ojos. Que nadie más que yo mismo ha vivido en primera persona.
     Quedan páginas, capítulos, historias. Por sonreír, por vivir, por llorar. A veces de tristeza, otras de felicidad. Y cuando esté terminando este gran libro llamado vida en el lecho de mis días, tan solo quizá eche un vistazo atrás, para recordar con cierto cariño y nostalgia mientras la muerte me aleja de la vida, los renglones que dejo tras mis pasos.


J. Vielsa

Otras publicaciones de J. Vielsa:
https://www.facebook.com/SentimientosYReflexiones/

BIBLIOTECA VIRTUAL: LA TESIS DE NANCY