lunes, 31 de octubre de 2016

Crítica: El Alquimista - Paulo Coelho

Críticas


El Alquimista - Paulo Coelho




     Paulo Coelho siempre había sonado en mi cabeza. Múltiples de sus frases pasaban cada día por mis ojos en las diversas redes sociales, y sin duda para mí, era todo un ejemplo a seguir. Incluso me habían llegado a decir que podía llegar a ser el Paulo Coelho de Tarancón. ¿Se imaginan? ¡Ni en mis mejores sueños! Eso sería llegar demasiado lejos. Todo un icono para el mundo literario, sin duda.
     Un día como otro cualquiera, llegué tarde al autobús que me traía de vuelta a casa, por lo que me tocaba esperar nada más y nada menos que dos horas y media. Sin nada con lo que entretenerme, me dispuse a echar un vistazo en una librería de la parada de autobuses, y allí se encontraba: “El alquimista”. Aquel libro del que tanto había oído hablar. Era un insulto que no hubiese llegado a leer nada concreto de Paulo Coelho. Y no me arrepentí gastarme lo poco que me quedaba en aquel libro, que había llegado a mi vida casi por casualidad, o eso creía yo.
     Una historia que habla sobre los sueños, y la importancia de perseguirlos con el corazón. “El alquimista” se divide en dos partes, donde en la primera se nos presenta un personaje al que fácilmente le cogemos un cariño inigualable. En seguida conectamos con él. Y eso es algo que no todos los personajes consiguen. Vemos como Santiago, un joven andaluz, decide ser pastor desde bien pequeño, por el simple hecho de que le gusta viajar. Su camino nos lleva hasta cierto pueblo, donde le hablan de un tesoro en mitad de un desierto. El joven Santiago, decide optar por perseguir a donde le lleva ese camino. Una aventura que le lleva hasta el mismo desierto. Lo que no sabemos, es que dicho tesoro que a primera instancia parece material, termina convirtiéndose en algo más bien metafórico. Un camino que nos lleva a escoger los caminos que dicta nuestro corazón, por lo sueños. Por ir más allá. Y quizá a aventurarnos a quién sabe dónde. Un tesoro que tal vez le hace tomar decisiones algo arriesgadas, y que tras verse como va empeorando su camino hacia el final de la primera parte, nos enseña como de cada situación puede sacar siempre algo positivo. Un personaje con un gran corazón donde en su interior no reside nada de maldad, y rápidamente se convierte en un fiel compañero de viaje.



     La historia sigue con nuestro protagonista, y sin desvelar muchos detalles de la historia (ya que sin duda pienso que es una experiencia que tiene que vivir cada uno al leerla) puedo decir que el mensaje que nos deja es que aprendamos a vivir. No el ayer, ni el mañana, sino hoy. Una historia que nos anima a buscar nuestra propia Leyenda Personal, y a aprender a leer el lenguaje de la vida, a fijarnos en los detalles que nos da la vida, para así arriesgarnos, ¿por qué no?, a luchar por nuestros sueños. Nos da ese empujón a creer que detrás de cada revés que nos da la vida, siempre hay un lado positivo y una enseñanza. Cuando dejas de leerlo sientes que el gran espíritu del chico se queda contigo, y eso te hace sentir cómodo, con un gran sabor de boca que como dije, se quedará en tu subconsciente.  
     Mención aparte al gran estilo que nos trae el autor. Sus palabras formas páginas inolvidables para nuestros ojos. Un gran referente para el mundo de la literatura. Sin duda una lectura que no te dejará indiferente, y que puede llegar a cambiar hasta tu forma de pensar, haciendo que sepamos valorar siempre cada acto que aparece en nuestro camino. Haciéndonos ver que cada uno de nosotros tiene un cometido, y que solo si luchas por alcanzar tu propia Leyenda Personal, te darás cuenta de que todo habrá merecido la pena para llegar hasta ahí. Un libro que desde luego merece la pena tener en tu estantería. Que no te dejará indiferente.


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jueves, 27 de octubre de 2016

La vida es invento del amor... - Javier Navarro Catalán

Sección literaria

La vida es invento del amor... - Javier Navarro Catalán

     Para saber la verdad, debes naufragar hasta el final. Si no estás dispuesto a naufragar hasta el final, verdaderamente… no quieres saber la verdad.
     La verdad hay veces que duele y es amarga. Pero sólo la verdad nos hace crecer. Sólo la verdad nos hace entender el por qué de las cosas…
     La vida sí que es de color de rosas, pero como todo en ella tiene consecuencias…
     Búscate una rosa que no te atraviese con sus espinas el corazón. Búscate un tulipán que te deshaga la cama y después te haga el desayuno. Rosas y tulipanes de este tipo por cada veinte hay una o uno.        Cuando encuentres a alguna o alguno, riégalo todos lo días. Y no basta que sólo cuando lo tengas delante le sonrías…
     Pasa junto a él tanto las primaveras cálidas como la frías, y es más si le arropas a ella o a él cuando tenga frío, te desarropara cuando tú tengas calor.
     Rectifico señores lectores, la vida es hija del amor…

JNC



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miércoles, 26 de octubre de 2016

OPINION: TRANSPORTE, SANIDAD Y DESPOBLACION

LA QUE SE AVECINA
     Hace unos días, hablábamos en Radio Tarancón Cadena SER en el programa matinal de Jesús Gabaldón,  de la dificultad en Tarancón y su comarca para que los cuidadores y familiares de los enfermos hospitalizados, pudieran viajar a los hospitales a los que se nos deriva (Albacete, Alcázar de San Juan o Toledo), cuando una determinada consulta especializada o itervención quirúrgica no pueede realizarse en el  hospital de Cuenca. No voy a entrar en detalles de rutas y horarios ni en cuestiones de políticas sanitarias, pues eso merecería  otro artículo aparte por su complejidad, pero sólo lo nombro como uno más de los factores que están propiciando el  progresivo envejecimiento y despoblamiento de nuestros pueblos y por tanto, de nuestra provincia, ya que sus habitantes, ante estas dificultades para la atención sanitaria y otras cuestiones por la casi inexistencia de transporte público en el medio rural no sólo para la sanidad, sino también para resolver asuntos administrativos o simplemente poder comprar,  van huyendo a lugares más próximos a estos servicios. Primero se irán los jóvenes en busca de trabajo y oportunidades y después los mayores que puedan permitírselo, con los hijos o a residencias de ancianos más cercanas a los centros de atención.

      Si éste y otros temas que obligan a la gente a abandonar sus pueblos no se solucionan, la despoblación seguirá imparable.
      Los datos estadíscos confirman esta tendencia, como se puede apreciar en un gráfico publicado por EL País, en un artículo titulado "¿Qué Provincias perderán más población y cuáles la ganarán?". En él se muestra cómo la provincia de Cuenca, desde 2016 al 2031, perderá el 15% de su población, sólo por detrás de Zamora, es decir, la segunda provincia de España que más habitantes perderá, que presumiblemente, serán mayoritariamente jóvenes. Esto no es nuevo, porque desde 1940 hasta el año 2000, la provincia pasó de tener 300.000 habitantes a 200.000, es decir, 100.000 menos, que  son la tercera parte de la población que tenía. Aún así, perdió un 33% en esos 60 años,  pero ahora va a perder 30.541 en 15 años. Si seguimos a este ritmo en 60 años desde el año 2000, habremos perdido entre 100.000 y 120.000 habitantes más, cifra difícil de calcular debido a otras variables, como son el descenso creciente de la natalidad incrementado por la fuga de jóvenes y el aumento de la mortalidad por el envejecimiento progresivo de la población, aunque el descenso del número de habitantes pueda hacer bajar algo los porcentajes y crear la falsa ilusión de una futura mejoría.
      En cualquier caso, la solución a este problema no puede venir de una legislatura ni de un partido concreto, sólo se podrá afrontar con un pacto entre los diferentes grupos políticos para adoptar medidas consensuadas y severas por encima de intereses políticos provinciales y regionales,  pues es un problema que afecta a toda Castilla,  excepto a Madrid.



      A continuación adjuntamos otro artículo del mismo periódico sobre el  tema del envejecimiento, pero desde un punto más humano:

El país más envejecido del mundo

España es el país con más población mayor de 60 años. ¿Está preparada para afrontar el reto?



     La madre de Clara Rubio de Estrada murió a los 103 años. Por eso esta mujer de baja estatura, pelo rizado y teñido de rubio, gafas y arrugas finas, nacida en Albacete, piensa que dejará a una edad similar a sus siete hijos, 24 nietos y 22 bisnietos. “Porque la línea de la longevidad viene de la madre”, dice con firmeza. Doña Clara tiene 90 años, las secuelas de una tuberculosis infantil anquilosadas en un pulmón, la sonrisa fácil, los recuerdos muy nítidos y un gusto desmedido por vivir. Una tarde fría, entre sorbo y sorbo de té, lamenta, sin embargo, que hoy en España los mayores sean vistos como un problema. “Cuando yo era niña se les trataba con mucho respeto. Para nosotros eran primordiales. Y no había gente que abandonara a sus padres o trataran mal a un viejo en la calle o cualquier otro sitio. ¡Hoy te enteras de cada cosa!”, arguye en el salón de su casa, ubicada en un barrio de clase media de Madrid, bajo una luz amarilla y a un costado del retrato de su madre.

“El envejecimiento es, sin duda alguna, el principal reto social de este país para las próximas décadas. Pero es verdad que, de momento, la mala situación de la economía y el desempleo lo están opacando”, dice David Reher

     Doña Clara se levanta casi todos los días a las 10 de la mañana (“es que me acuesto tarde porque leo algún libro o veo la tele”). Después de desayunar sale a dar un paseo (“a veces prefiero quedarme, porque este Madrid es de subida y cansa”). Pasa buena parte del día cuidando a algún bisnieto (“como las madres trabajan, casi siempre me los traen”). Dice que por eso no suele convivir demasiado con gente de su edad (“con tanto hijo, tanto nieto y tanto bisnieto… ¿a qué hora? Además, de todos los amigos que tenía, la única que queda soy yo. ¡Se han muero todos!”). En verano se va con su familia a las playas de Valencia y entonces, dice, rejuvenece al instante (“no me fatigo ni me duele nada”).
     Estudió hasta cuarto de primaria porque fue entonces cuando la “pilló” la Guerra Civil y la vida le cambió (“fue horroroso: bombas, muertos, hambre… Y luego, con la casa y los hijos, no pude seguir estudiando. Pero sí leyendo, y mucho”). Cuenta que, por fortuna, sus hijos no le han dado “grandes problemas.” Es viuda desde 2007. Pasó tres años cuidando a su marido, a quien, a los tres meses de haberse jubilado (“trabajaba en el Ayuntamiento”) sufrió un ictus. Poco después de morir él, ella comenzó a sentirse cada vez más agotada. Un día, los médicos decidieron extirparle un riñón. Luego empezó dolerle un pulmón. No puede hacer grandes esfuerzos, pero dice con una sonrisa que ya lleva un buen tiempo sintiéndose “estupenda.” Se mantiene “tranquila” con su pensión de viuda y, como está segura de que le quedan varios años de vida, doña Clara sabe que gente como ella, con sus características y su estilo de vida, representa un cambio en el presente y el futuro la estructura social española, en la que sus miembros son cada vez más longevos.
     Cuando el pasado mes de noviembre el Fondo de Población de Naciones Unidas dio a conocer su informe “Estado de la Población Mundial 2014”, España apareció (junto a Japón y Eslovenia) como el país con la población más envejecida del mundo. Los avances médicos y el sistema de bienestar han alargado la esperanza de vida (en la actualidad, en España se sitúa en 82 años), pero ¿lo que a nivel individual es un progreso, a nivel colectivo es un problema? “El envejecimiento es, sin duda alguna, el principal reto social de este país para las próximas décadas. Pero es verdad que, de momento, la mala situación de la economía y el desempleo lo están opacando”, dice David Reher, catedrático de sociología de la Universidad Complutense de Madrid. “Lo importante es ver todo esto como un reto y no como un problema. Porque últimamente se dice: es que hay muchos viejos, gastan mucho, no producen… ¿Entonces qué? Si son un problema, ¿la solución es matarlos?”, ironiza José Antonio Serra, jefe del servicio de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
     Hace casi un año, Reher y Serra fundaron el Centro de Estudios del Envejecimiento, una entidad “todavía virtual”, aclaran, que pretende convertirse en un think-tank en donde “una serie de personas de áreas distintas: de la sociología, de la política, de la economía, de la medicina, aborden el envejecimiento como un fenómeno que afecta a la sociedad de una manera muy transversal”, puntualiza Serra —el estetoscopio en el cuello, la bata blanca impoluta— en su despacho del hospital. “No podemos hacer esfuerzos aisladamente. Porque pensamos que la sociedad civil debe tener un papel más relevante a la hora de plantear esta situación y la solución. Y para eso le hace falta tener información”, agrega.
     No hace mucho, este médico de 54 años, al que muchos de sus pacientes llaman “Tín”, tecleó en Google “envejecimiento problema” y el buscador arrojó miles de páginas para consultar. Cuando puso “envejecimiento solución”, en cambio, los resultados fueron más escasos. “La humanidad ha conseguido un gran logro: vivir más y mejor y… ¡ahora parece que eso es un problema! Es imprescindible hacer algo. ¡Imprescindible!”, sentencia. El sociólogo David Reher, también presente en la charla, explica que “el envejecimiento afecta a la sociedad en su conjunto y la vida de cada persona. Pero la sociedad española no se entera de la importancia del tema. Porque salvo que uno tenga una madre que se muera, como la mía, de demencia senil, entonces se piensa en el envejecimiento. Porque te afecta directamente. Pero en general, no. La única forma sensata de gestionar esto es con una participación activa y, muchas veces, crítica.”
     Cada año, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) elabora un “Perfil de las personas mayores en España.” En su edición de 2014 dice que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay más de ocho millones de personas mayores de 65 años (casi el 18% del total de la población) y se estima que, en 2051, el 15,% de los españoles será mayor de 65 años. Castilla y León, Galicia, Asturias y Aragón son las comunidades autónomas más envejecidas. Pero para los especialistas el reto no sólo es demográfico. También es social. Así que su radiografía de los ancianos va más allá: los mayores suponen el 41,9% de todas las altas hospitalarias y presentan estancias más largas que el resto de la población. La principal causa de su muerte está relacionada con enfermedades del aparato circulatorio. El cáncer es la segunda causa y la tercera son las enfermedades respiratorias. Aunque no ofrecen cifras exactas, ven con preocupación el aumento en los últimos lustros de la mortalidad por enfermedades mentales y nerviosas (demencias y Alzheimer).
     Dice el CSIC, además, que en el Sistema General de la Seguridad Social hay un total de 9,1 millones de pensionistas. La pensión media asciende a 861 euros mensuales. Desde hace unos cuatro años, de acuerdo con los datos de la Organización de la Federación de Pensionistas y Jubilados de Comisiones Obreras (CCOO), los pensionistas actúan como “amortiguadores sociales” de la crisis económica y mantienen con sus prestaciones al 20% de los hogares del país. Pero para la Unión Democrática de Pensionistas de España estos cálculos son conservadores, pues según sus datos, “en los últimos dos años ha habido un aumento de personas mayores de 65 años que ayudan económicamente a sus hijos. Hoy son el 40%. En 2010 eran sólo el 15%.”
     Josefa Peña tiene 78 años y dice que ya se siente “vieja.” Nació en Málaga pero desde hace medio siglo vive en Barcelona en un piso alquilado por el que en la actualidad paga 250 euros al mes. “Con el paso del tiempo lo he ido arreglando, pero ahora el dueño murió y su hijo me quiere echar a la calle. He tenido que buscar un abogado, de oficio porque no tengo para pagar, y ya tengo un juico puesto”, cuenta. Todas las mañanas, doña Josefa sale a por el pan y vuelve a casa para limpiar, cocinar y hacer ganchillo. “Esa es mi vida. Pero tengo muy buen ánimo, lo tengo estupendo”, agrega. Es que encara su situación con optimismo. Cobra una pensión de 600 euros y con esa cantidad tiene que sostener su casa y un hijo en paro quien, hasta hace tres años, trabajaba en la construcción (“era oficial de primera”). “Va a todos los sitios y viene reventado de andar buscando faena, pero no encuentra nada”, dice la madre del señor de 50 años, soltero, que siempre ha vivido con ella. “Cuando él trabajaba tenía una ayuda. La criatura me daba y yo lo pasaba mejor. Pero ahora…”
     La señora Josefa cuidaba ancianos en una residencia. Se retiró hace casi 30 años porque el dolor que sentía en los huesos comenzó a ser cada vez más fuerte. Le operaron las dos rodillas. También la matriz. Luego los ojos. “Caí mala, lo pasé muy mal y tuve que jubilarme.” Dice al otro lado del teléfono que su esposo está más enfermo que ella: “no se levanta”. Lo tiene en Málaga, con un familiar. “Ya está muy mayor. Estaba en lo de la construcción, mi hijo aprendió el oficio de él. Como cotizó muy poco en la Seguridad Social, pues ahora le dan una pensión de sólo 400 euros.”
     Pilar Millán es responsable del Observatorio de Vulnerabilidad Social de la Cruz Roja en Cataluña e indica que “muchos mayores han visto reducida su capacidad de ahorro, sus visitas a los médicos y han tenido que cambiar sus hábitos de convivencia al acoger a algún familiar en su casa. O han puesto en venta o en alquiler su piso y se han ido a vivir a casa de algún familiar.” María Cinta es una de las personas que ahora busca quién le compre su casa en la que ha vivido durante cuatro décadas. Vive en Roses (Girona), en un barrio de trabajadores (“quien no va a pescar va a la obra o a alguna oficina”). Tiene 70 años, cinco hijos y la tutela de un nieto (“por un tema familiar que no quisiera tocar”), desde hace cuatro años recibe una “pensión de viuda” de 715 euros al mes y cuando 2012 estaba a punto de terminar decidió poner en venta su piso para ayudar económicamente a sus hijos.
     Doña María agradece no tener que ir a varios médicos, como hacen algunas de sus amigas o vecinas. “Nomás tomo una pastilla. Porque antes, cuando me acostaba, cogía una ansiedad muy fuerte. Pero me han recetado unas pastillas chiquitas que no me hacen dormir, pero me dejan tranquila.” Ella quisiera ayudar, por unas horas, en la cafetería que tiene su hija. Pero teme causarle problemas porque no vaya a ser que llegue un inspector y la multe por tener una “empleada sin contrato.” Así que mejor reza para que alguien, pronto, le compre la casa. “En medio de esta situación en la que está España tengo que arrimar el hombro. A mí lo que me preocupa es el futuro de mis hijos, de mis nietos. Yo ya estoy mayor.”
     El año pasado, el demógrafo estadounidense James Vaupel dictó una conferencia en Madrid titulada “¿Seremos inmortales?”. Vaupel es uno de los expertos en envejecimiento más reputados del mundo y no dudó en afirmar: “un niño que nacido en España en 2014 tendrá muchas posibilidades, quizás un 50%, de llegar a cumplir los 106 años.” Hizo especial énfasis en que la longevidad va más allá de su especialidad. Tiene que ver con el sistema productivo, la sanidad, los servicios sociales y las políticas gubernamentales. En un país cuyo índice de natalidad lleva cinco años disminuyendo, ¿podrá soportar el coste de las pensiones y los cuidados sociosanitarios? “No puede ser que hoy haya un trabajador por pensionista. Eso es insostenible. Además, hoy estamos trabajando con un sistema sanitario diseñado hace 60 años, cuando el 5% de la población era mayor. Ahora tenemos casi un 20% de ancianos”, alerta el doctor José Antonio Serra.
     En el país más envejecido del mundo, mientras tanto, los mayores también son objeto de negocios y las industrias farmacéuticas, de servicios sociales, alimentación y turismo han comenzado a centrar sus esfuerzos en desarrollar un mercado en torno a ellos. Ya hay algunas urbanizaciones (sin la disciplina de las Residencias) creadas en función de sus necesidades (y en pro de su comodidad) por empresas como Ballesol, SARquavitae, Caser o Sanyres. Pero sus precios superan los 1.000 euros al mes y, de momento, son pocos los que pueden acceder a un departamento de este tipo. Incluso hay compañías extranjeras, como la holandesa Habidrome, que ofrecen “viviendas de alto standing” para mayores extranjeros que, atraídos por el clima y el estilo de vida, eligen España para vivir después de su jubilación (ingleses, alemanes y holandés, principalmente).
     Debido a ello, dice el profesor David Reher, “hay que pensar en la situación financiera de las personas mayores. Educarlos para que sepan manejar lo poco o mucho que les dan de pensión. Hay que hacer cursos de educación financiera para mujeres mayores, por ejemplo. Porque durante años eran sus maridos los que manejaban el dinero y, al morir ellos, no saben bien qué hacer.” Y hay más aspectos a tomar en cuenta, subraya el doctor Serra: “los urbanísticos, entre otros, pues hoy hay muchos viejos por la calle a los que no les da tiempo de cruzar un paso un de cebra porque el semáforo no dura lo suficiente. Actualmente se construyen muchos edificios sin tomar en cuenta quiénes serán sus habitantes. ¿Y si alguien no puede subir las escaleras? ¿Y si los ascensores son muy pequeños y no cabe alguien silla de ruedas o no tiene una barra para sujetarse? La vejez es un reto más global de lo que parece.”
     Apartada de las estadísticas, doña Clara Rubio de Estrada dice en el salón de su casa, entre sorbo y sorbo de té, que desde la muerte de su marido es más consciente de que “el envejecimiento es un proceso natural, individual e inevitable, pero que también implica a toda la familia y, ya que estamos, a toda la sociedad. Hay mucha gente como yo, sin duda. Gente que permaneceremos aquí más años. Esperemos que dignamente.” Y en su despacho del Hospital Gregorio Marañón, José Antonio Serra no deja de pensar en soluciones para afrontar el reto: “habrá que estimular la natalidad. Habrá que estimular la inmigración. Habrá que alargar la edad de jubilación... Lo que no podemos hacer es evadir la realidad y mucho menos hacer a un lado a esta generación que ha forjado la España que tenemos ahora. Porque la calidad de un país se mide por cómo trata a sus mayores.”

Hugo Gutiérrez y Yolanda Clemente
DIARIO EL PAIS. 25/10/2016



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lunes, 24 de octubre de 2016

Último aliento - J. Vielsa

Sección literaria

Último aliento

     Os juro que lo he visto. Como dos personas tras conocerse, acabaron como dos desconocidos, y tras ello sentirse incompletos. He visto como después de estar todo perdido, se encontró una solución. Dándose cuenta de que la única manera en la que sacaron lo mejor de cada uno, fue volviendo a cruzar sus caminos.
     Os juro que he visto como la constancia ha dado sus frutos, y como la recompensa llega tras tantos días de fatiga. He visto como el amor lo ha podido con todo. Como las ganas de luchar han hecho mella y nos dejaron cicatrices de valientes. Que la esperanza nunca se pierde mientras sigamos vivos. Porque somos el último aliento que soltamos al final del día antes de quedar dormidos. Aquel último aliento que nos queda cuando no tenemos nada y sacamos fuerzas para levantarnos aún más alto que ayer. Ese que nos hace aguantar los últimos pasos más duros de dar para comenzar de nuevo. Pues he comprobado que tras mis peores finales llegaron siempre mis mejores comienzos. Recordándonos lo valientes que somos, y que mañana podremos con todo y mucho más si cabe. Que el agua nos llega al cuello, pero aprendimos a nadar hasta en las peores mareas.
     He visto y comprobado como gente ha abandonado la carrera por luchar, y murieron mucho antes desde que olvidaron el amor por un nuevo día. O el cariño de los suyos. Y jamás olvidaré las miles de sonrisas que mis ojos vieron, aquellas de todas las personas que en su día fueron una pieza importante en mi vida y me contagiaron su alegría, y hoy son sus risas las que definen mi felicidad.
     Y os lo juro, de verdad que lo he visto, que aún hay gente a la que le brillan los ojos cuando hablan del amor. Que todavía existen personas esperanzadas en no perder la esperanza. O que conservan ese último aliento para aquel paso que les conduce hacia la meta.

J. Vielsa



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domingo, 23 de octubre de 2016

RINCON DE LOS ARTISTAS: GALERIA VIRTUAL. Sani



Galería virtual


      Traemos hoy a nuestra Galería, a un pintor autodidacta, pero consagrado, sobre todo para aquellos amantes del arte popular.
      Sani, en su ya larga andadura con los pinceles y los lienzos, ha plasmado rincones urbanos, paisajes, naturaleza, bodegones y retratos, no ciñéndose siempre a una técnica fija, sino experimentando continuamente con nuevas formas de expresar su sentimiento artístico.
      Comenzó con el grafito, la plumilla, el carboncillo, el pastel y creyó asentarse con el óleo, pero también experimentó con el acrílico, para por último redescubrirse en la acuarela.
      Le deseamos, una larga andadura en su camino de perfeccionamiento constante y el mayor éxito en su afán de expresarse y comunicarnos a través de la pintura.


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Felipe Garrido Hontana
Sani





            Nací un dos de junio de 1946, en Tarancón (Cuenca), en la Plaza de Los Castellanos del viejo barrio de San Roque.
     
      Empecé a sentir inclinación por la pintura desde mi infancia. De camino a la escuela, todas las mañanas pasaba por delante de la ya desaparecida Imprenta Gómez. Ante sus ventanas, disfrutaba viendo surgir los colores, las imágenes y la magia  que salía de aquellas máquinas. La dueña de esa imprenta, la señora María, se percató de que ese ritual de curiosidad se repetía todos los días y habló con mi madre, para ofrecerle la posibilidad de que trabajase  allí.

      Durante los trece años que trabajé en la imprenta,  aprendí todo lo relacionado con las artes gráficas, llegando a conocer y dominar con destreza ese hermoso oficio y el secreto de la mezcla de las tintas, los colores básicos  y la estampación del color.

      Un buen día, llegó a la imprenta, para trabajar como ilustrador, un pintor manchego que años después alcanzaría fama mundial: Francisco Valbuena, que se percató de mi vocación y por las noches, cuando tenía algunos ratos, me fue desvelando las directrices del dibujo y los entresijos y secretos del color y sus casi infinitas mezclas. Con él aprendí también la importancia del uso correcto de la luz, hasta convertirse para mí en una obsesión, y también los secretos y la importancia de la composición estética.

      Luego, a través de las portadas de los programas de fiestas de Tarancón, que durante años fueron ilustradas por nuestro gran pintor local Emiliano Lozano, descubrí a este artista y se convirtió para mí en una referencia.

      Mis dibujos, al principio, y mis óleos, después, fueron tomando forma y desde el principio los firmé como SANI, que era el diminutivo del apodo de mi familia “los Sanisidros”.
A mi edad actual, aún no he terminado de experimentar, de explorar nuevas formas de expresión a través de la pintura, por lo que esta exposición virtual, abarca casi todas las técnicas por las que he ido pasando hasta el momento.

      Por obligaciones de mi profesión, no he podido prodigarme en muchas exposiciones o certámenes, no obstante, he expuesto en Tarancón, Torrubia del Campo, Cuenca, Villamayor de Santiago, Guadalajara, Daimiel, Alcázar de San Juan y Barcelona.

      Espero que esta Exposición Virtual sea de vuestro agrado.

Felipe Garrido “Sani”






OBRA EXPUESTA


Óleos



Calle del Agua, Tarancón.






El Sueño de Laura.






Niño. J. Cañete.







Campo de amapolas, Tarancón.








Fantasía de Girasoles.








Naturaleza muerta: Melón y Pimientos.








Bodegón: Membrillos con Jarrón de Cobre.








Membrillos







Bodegón. Tazón y membrillos.







Mirando al Mar.








Paraje del Caño, Tarancón.







Tarancón. Tríptico. Viñedos al Ocaso.







Tarancón. Linde La Fuente. Tras la Tormenta.







Atardecer en La Vega.







Monasterio de Uclés.









Tarancón. El Torillo de Fuego (II).







La Vendimia en Tarancón.








Tarancón. Composición a contraluz.







Acuarelas

Tras la tormenta. Cuesta de La Tía Bolita.





Tarancón. Casco antiguo. El Caño Chico.








Tarancón. Cuesta de El Peinao.







Tarancón. Plaza del Ayuntamiento (hacia 1910).








Tarancón. Puente Romano y Ermita de Riánsares.









Tarancón. Campo de Girasoles.









Tarancón, Patios y Claustro del Convento de los Padres Somascos.









Granadas.








Jarrón de Cobre con Girasoles.









Tarancón, cerros. Paisaje Ondulado.





Puente Romano sobre el Riánsares.








Puente Romano. Refejos en el Riánsares (II)








Monasterio de Uclés. Puerta Principal.








Tarancón. Paisaje desde La Vega.









El Puerto Maestre. Mar Menor.







El Mediterráneo en La Manga.








Mi casa. Zaguán y Escalera.






Tarancón. Puerta del Cierzo y Virgen de Riánsares, 8 de septiembre.








Parroquia de Tarancón. Puerta del Sol.










Granadas en la rama.










Otras técnicas


Esbozo de Mujer. Carboncillo


Chica con Trenzas. Carboncillo


Pilones del Caño. Rotring




Caño Gordo y escalera. Aguada en grises.





Retrato: El Tío Tercerillo (V. Domínguez). Pastel.






Retrato. Acrílico.





_________Edittado por Blog: En Tarancón: Opinión y Cultura_________


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