sábado, 25 de abril de 2020




LA LEY PERPETUA DE ÁVILA
la primera Constitución de Europa,
Redactada por los Comuneros de Castilla.


El 23 de abril del año 2020, fue el Día Nacional de Castilla, en que se conmemora la batalla y derrota de Villalar por el ejército realista de Carlos I de España y V de Alemania. Al día siguiente en la plaza de mayor de esa villa, serían ejecutados Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, capitanes de la revuelta comunera contra Carlos V.
Se puede decir en honor a la verdad, que no se ha celebrado igual en todas las comunidades autónomas en que se dividió a Castilla en la transición del franquismo a la democracia. Siempre se ha celebrado en Villalar (Valladolid), pero a lo largo de los años que han transcurrido desde aquel aciago día en que Castilla perdió sus libertades al hacerse con el poder el nieto de los Reyes Católicos: Carlos I de España y V de Alemania se ha trabajado para el olvido, para hacer desaparecer de la memoria de los castellanos y de todos los españoles la rebelión contra un tirano, contra un rey absolutista que vino a hacerse cargo de su herencia y que ni siquiera hablaba Castellano.

Ninguna resonancia ha tenido en las provincias de la artificial autonomía de Castilla La Mancha ni en la Comunidad de Madrid, La Rioja o Cantabria, sólo en Castilla-León, aunque no pudo celebrarse la concentración en Villalar por el estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus.
No sólo el silencio y el olvido que el emperador consiguiera imponer y los sucesivos gobernantes siguieron imponiendo, ha sido la causa de el olvido, sino la pérdida paulatina de la identidad castellana en las cinco comunidades autónomas, más ocupadas en crear nuevas identidades territoriales completamente artificiales y carentes de historia, a través de los medios de comunicación públicos y privados.

No ha habido ni recuerdos, ni titulares, ni artículos de prensa que lo recordaran, ni emisoras de radio institucionales o privadas que hayan dedicado unos minutos a aquella guerra olvidada, ni siquiera en la ciudad de Toledo, que encabezó la revuelta y fue la última en rendirse a las tropas del emperador.

A continuación incluimos un interesante artículo de Eduardo Gómez Cuadrado, abogado y especialista en derecho penal y penitenciario que nos muestra aquella rebelión,  fundamentado en la, "primera Constitución Liberal" relegada al olvido, que fue la primera del mundo, por delante de la inglesa o la norteamericana y que fue también la primera en poner por delante de los intereses del rey los del pueblo: LA LEY PERPETUA DE ÁVILA.
P.L.O.   



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LA LEY PERPETUA DE ÁVILA.
El protoconstitucionalismo castellano

Cuentan las crónicas que hacía 1528, el emperador Carlos I visitó la ciudad de Salamanca, y que tenía por costumbre acudir a escuchar a los doctores de la Universidad en algunas de sus clases. Algo que se me antoja bastante improbable teniendo en cuenta que el rey alemán nunca acabó manejándose bien en el idioma castellano, por lo que difícilmente podría seguir con aprovechamiento una sesuda disertación académica. Otros en cambio aseguran, y yo me inclino más por esta posibilidad, que el monarca acudió expresamente a escuchar a cierto Doctor navarro que defendía unas controvertidas teorías sobre el origen democrático del poder. Sea como fuere, el caso es que uno de los más ilustres catedráticos de la universidad más prestigiosa de la época, Martín de Azpilcueta, defendió frente al más poderoso monarca europeo del momento que, “el reino no es del rey sino de la comunidad, y el mismo poder real es por derecho natural de la comunidad y no del rey, y por tanto, no puede la comunidad abdicar de ese poder”. El atrevimiento era doble si tenemos en cuenta que apenas 7 años antes, las tropas imperiales habían decapitado tras la batalla de Villalar (Valladolid) a los tres líderes más destacados de la revuelta comunera, los capitanes Padilla, Bravo y Maldonado, precisamente por defender los rebeldes postulados muy próximos a los manifestados por Azpilcueta. Por cierto, profesor de una Universidad ubicada en una de las ciudades en las que primero prendió el levantamiento comunero, por lo que el Doctor navarro triplicaba el atrevimiento.

Seguramente el hecho histórico más famoso de la denominada “guerra de las comunidades de Castilla” sea la batalla, ya mencionada, que el 23 de abril de 1521 enfrentó, sobre los campos del pequeño pueblo de Villalar (Valladolid), al ejército imperial de Carlos I con las tropas populares comuneras. El enfrentamiento se saldó con la victoria de las tropas realistas y la ejecución, en la plaza mayor de la villa, de los líderes de la revuelta, que finalizaría definitivamente un año más tarde con la conquista de Toledo1.

No soy historiador, por lo que no puedo, ni debo, entrar en un análisis de los hechos desde un punto de vista histórico o sociológico. Solo apuntar que pese a que la “revuelta de las comunidades castellanas” se suele conceptuar como un fenómeno netamente “mesetario”, que en esencia lo fue, lo cierto es que tuvo repercusiones desde A Coruña hasta Cádiz, pasando por Jaén o Murcia, siendo estas dos últimas ciudades las únicas de las del sur que se unieron al bando comunero una vez iniciada la revuelta. Jaén en concreto envió representantes a Ávila que participaron en la redacción de los Capítulos del reyno o Ley perpetua que luego serían refrendados por la “Junta General” o “Santa Junta”, donde intervinieron también procuradores de Murcia, reunida en Tordesillas en 1520 (Valladolid), ciudad desde la que se harían llegar las reivindicaciones comuneras al rey Carlos I.

Existe también otro hecho muy desconocido pero de gran importancia desde el punto de vista de la historia del derecho, e incluso desde el punto de vista del constitucionalismo occidental, y es precisamente la redacción de ese texto ya mencionado y denominado  Ley Perpetua Constitución de Ávila de 1520. Lamentablemente no se cuenta con demasiada documentación histórica, borradores ni actas de los debates que tuvieron lugar antes de que se consensuara el texto definitivo en la Catedral de la capital abulense. Y ello porque, tras la victoria sobre los sublevados, el emperador Carlos I ordenó destruir toda la documentación posible relacionada con la revuelta comunera para intentar borrar su recuerdo. No obstante, tanto el texto definitivo que nos ha llegado como el marco histórico en el que se fraguó, acreditan que sin duda “la revuelta de las comunidades castellanas” fue la primera revolución de la Europa moderna, en la que la nación – o sea el reino – se niega a someterse al capricho del soberano y tomando directamente las riendas de la política del Estado, trata de dirigirla. No en vano ilustres historiadores como Josep Pérez2 la han calificado como la primera revolución democrática y constitucional de la historia. Con todos los matices que se quiera, propios de su contexto histórico, claro.

La ley perpetua, sin ser propiamente un texto constitucional en el concepto moderno, sí que empieza a mostrar ya los mimbres con los que luego se construirá el constitucionalismo democrático posterior: es una norma escrita, tienen un origen democrático –en el sentido de que procede de la voluntad del pueblo, en este caso de las comunidades3, realiza una organización de poderes para garantizar unos derechos individuales, y por último se pretende que sea una norma superior del ordenamiento, y además esta supremacía normativa debe ser garantizada incluso por el propio monarca, que ha de cumplirla y hacerla cumplir.

La propia denominación de la norma, Ley perpetua, apunta ya a una vocación de permanencia tal cual tienen las constituciones actuales. No en vano la raíz etimológica de la palabra constitución es el verbo latino constituire, que viene a significar establecer definitivamente.

Otra de las características novedosas de la génesis del texto, es que la propuesta redactada en Ávila en agosto de 1520 fue promulgada un mes después en Tordesillas por una reunión de Cortes que no había sido convocada por el rey. Es más, la propia norma que se pretende imponer al emperador establece expresamente que la convocatoria de las mismas se pueda realizar a partir de ese momento cada 3 años y en ausencia, y sin licencia de Sus Altezas. Lo que las constituye más en Junta que en Cortes. Ello determina ya, de manera un tanto intuitiva, que ha de establecerse una separación entre distintos poderes del estado, situando al rey como un poder más del reino pero no el superior. Además, se establecía que los procuradores enviados a Cortes estaban ligados de manera irrenunciable al mandato de sus comunidades, que se concretaban en un cuaderno de instrucciones de las cuales no podían apartarse discrecionalmenteEllo suponía también una novedad respecto al “sistema de plenos poderes” y de mandato general con el que hasta entonces acudían los procuradores llamados a Cortes, y que tan bien había sido aprovechado por los monarcas anteriores, a través de distintos sistemas de corruptelas, para mover la voluntad del procurador designado hacía los intereses regios.

Son muchas las materias que regulan los 118 capítulos de la Ley Perpetua, desde el control del gasto de la casa del monarca o de la Hacienda pública, hasta mecanismos de defensa de los bienes comunes o para la autonomía de las comunidades, pasando por el establecimiento de medidas contra la corrupción institucional o garantías procesales en los pleitos. A modo de ejemplo de esto último podemos señalar el reconocimiento del derecho a la segunda instancia de apelación, y la prohibición de que jueces que hubieran intervenido en la primera instancia pudieran participar o sentenciar en grado de revisión.

En cuanto a la Administración pública los comuneros denuncian la absoluta falta de control sobre el funcionamiento de la misma y fijan la prohibición expresa de comprar cargos y oficios públicos, e incluso ordenan despedir a cuantos los hayan obtenido por esa vía.

Medidas todas que ahora nos parecen evidentes, pero que sin duda eran “revolucionarias” para la época.

Se establecen también algunas medidas, digamos, antiseñoriales4. Estipulaciones como la abolición de la antigua obligación de dar hospedaje gratuito a los nobles durante sus desplazamientos o la revocación de cartas y privilegios, hidalguías y ejecutorias compradas por los beneficiarios y todas otras mercedes dadas sin justa causa.
Son muchas las cosas novedosa, para el momento histórico en el que fue redactada, que podríamos destacar de ese texto protoconstitucional que fue La Ley Perpetua. Pero sin duda por lo que debería haber pasado a la historia con mayor entidad es porque nació en el contexto de lo que para muchos fue la primera revolución constitucional5 de la Edad Moderna donde se hizo un cuestionamiento serio, guerra incluida, del poder absoluto de un monarca y de su capacidad para ser depositario de la soberanía del reino. Porque ciertamente el planteamiento de la Ley Perpetua era extraordinariamente transgresor, considerando que fue redactada en la primera mitad del siglo XVI. Piénsese que el texto fue aprobado por unas “Cortes y Junta del Reino” que no habían sido convocadas por el monarca, a las que ni siquiera se le invitó y que tomó sus decisiones conscientemente en su ausencia y con la vocación de que las mismas no pudieran ser revocadas ni por Cortes posteriores ordinarias ni por el mismísimo rey. Estamos claramente ante unas Cortes extraordinarias, netamente revolucionarias. No se reúnen para pedir nada al rey, sino para imponérselo bajo la autoridad superior de las que se han autodotado, y en la que apreciamos ya las trazas del poder constituyente que sería desarrollado siglos más tarde en otros lugares de Occidente.

Son otras revoluciones democráticas posteriores las que han pasado a la historia, como la inglesa, la francesa o la americana, tal vez porque en ellas, al contrario de lo que ocurrió con los comuneros, fueron los rebeldes los que triunfaron, y ya sabemos que al final la historia la escriben los vencedores. No en vano hay quien afirma que durante los debates para la elaboración de la Constitución norteamericana se hizo referencia en más de una ocasión a la Constitución de Ávila como uno de los muchos textos inspiradores de la misma6.

La comunera fue tal vez una revolución demasiado prematura, y ha sido La Gloriosa, 168 años después (Inglaterra, 1688), la que ha pasado a la historia como la primera en conseguir que un monarca se sometiera al control de un parlamento en un marco constitucional.  Aquí, en cambio, los aires de modernidad que impulsaban los constituyentes comuneros chocaron el con muro, que duró siglos, del modelo monárquico-absolutista, que acabaría, en palabras del profesor Ramón Peralta7debilitando en extremo a aquella prospera, dinámica y libre Castilla.

No consta que las palabras de Martín de Azpilcueta lanzada ante Carlos I desde las aulas de Salamanca inquietaran demasiado al Cesar. Ni que fueran contestadas con medidas represivas contra su cátedra, al menos de manera inmediata. Pero lo cierto es que 10 años más tarde, en 1538, el rey ordenaba su traslado forzoso a la Universidad de Coímbra donde permaneció hasta jubilarse como docente.

La Constitución de Ávila, pese a su importancia como texto político, cayó en el olvido que la historia presta a los perdedores de las guerras, pero permaneció en el recuerdo de la batalla, siempre inconclusa, de las ideas. Hoy, justo 500 años después, sirva este texto como humilde homenaje a quien perdió tan justa guerra.


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1 Defendida tenazmente por María Pacheco durante 9 meses de asedio.
2 Joseph Pérez (1931), premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales 2014, es catedrático emérito de Civilización española e hispanoamericana de la Universidad de Burdeos III
3 El termino Comunidad en la época hace referencia a un núcleo urbano principal junto con las poblaciones menores de su alfoz.
4 No podemos olvidar que dentro de la propia “guerra de las comunidades” tuvo lugar otra pequeña guerra intestina que se ha dado en llamar revueltas antiseñoriales: https://es.wikipedia.org/wiki/Revueltas_antise%C3%B1oriales_durante_la_Guerra_de_las_Comunidades_de_Castilla
5 Ramón Peralta. “Fundamentos de la democracia castellana. La Ley Perpetua de la Junta de Ávila”. Editorial Actas, Madrid, 2010 p. 84.
6 N. Pérez Serrano, Tratado de Derecho Político, Editorial Civitas, 2ª de., Madrid, 1984, pp 489 – 490
7 Doctor en Derecho Constitucional y Filosofía Política y profesor de Derecho Constitucional de Universidad Complutense de Madrid.







Autor: Eduardo Gómez Cuadrado
Abogado y socio fundador de Red Jurídica
Cooperativa. Derecho Penal y Penitenciario.
Socio fundador de Red Jurídica Cooperativa.





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Blog, En Tarancón: Opinión y Cultura
25-4-2020

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sábado, 18 de abril de 2020



       El pasado 31 de marzo se cumplía un año de la manifestación que en esa fecha del año anterior reuniera en la capital de nuestra nación a más de cien mil personas contra la dura realidad de la despoblación que lacera a tanta parte del medio rural de nuestro país, esa España que al principio vinimos a llamar la España Vacía y hemos finalmente acabado nombrando, de manera mucho más ajustada a la realidad, la España Vaciada.
       La omnipresente realidad de la pandemia que nos azota relegó, ha relegado a un segundo término en los medios de comunicación y por ende en la atención ciudadana, la presencia de la conmemoración de aquel grito colectivo reclamando inversiones y un futuro en ese territorio para las nuevas generaciones. Pero esa realidad, esa dura realidad, sigue ahí como han recordado quienes organizaron la manifestación y por fortuna continúan trabajando para intentar que nuestra sociedad revierta tan discriminatoria e injusta situación.
       Y sigue ahí incluso puesta aún más de relieve por la propia crisis sanitaria que no ha hecho sino volver a evidenciar, con más crudeza si cabe que antes, las acusadas diferencias entre el deshabitado interior peninsular y las grandes aglomeraciones urbanas y las áreas costeras en sectores tan fundamentales para el propio existir de quienes en ellas aún –cada vez, por desgracia, menos y menos– viven o casi cabría decir que en ocasiones simplemente semiviven o sobreviven, en materia de infraestructuras sanitarias, comunicacionales y tecnológicas.
       Semiviven, sí, porque ¿se imaginan cómo estaría siendo esta cuarentena que tanto nos agobia para quienes, incluido quien esto firma, tenemos el privilegio de la condición de urbanitas, sin haber tenido como quien dice a pie de portal y, con las pegas que queramos ponerles, la atención sanitaria, las tiendas y supermercados de alimentación y productos básicos, el transporte público o, ¡qué demonios!, esa tecnología digital que si por un lado está permitiendo, mejor o peor, el teletrabajo de los adultos y la educación online de nuestros hijos, por otro nos ha mantenido socialmente interconectados? Simplemente por ejemplo, ¿qué, reconozcámoslo, hubiera sido de nosotros estos días sin videoconferencias, sin Instagram, sin Facebook, sin Twitter sin Tiktok y sin plataformas de contenidos de ocio o culturales?


      Pues eso, eso precisamente, eso y todo lo anteriormente reseñado y alguna que otra cosa más es lo que, entrando ya en la tercera década de nuestro bendito siglo XXI, y para vergüenza colectiva, les pasa a nuestros compatriotas asentados en una España que, si sigue así, pronto dejará de existir, incluso de ofrecernos la egoísta oportunidad de asentar en ella nuestras idílicas segundas residencias campestres.

       Por eso, por la radical injusticia de tan desequilibrada realidad social, cuando esto pase, y entre tantas y tantas cosas que tendremos que replantearnos y deberemos apañar en este nuestro asendereado país, no deberíamos olvidarnos de ello y, es más, deberíamos exigirnos, poner manos a la obra, desde el más modesto ciudadano de a pie hasta los poderes económico e institucional, para hacer frente a la aguda crisis funcional que tanta parte de nuestro medio rural padece y, en consecuencia, reclamar , cual lo hiciera el diputado de Teruel Existe Tomás Guitarte en el pleno del Congreso en el que se votaron la prórroga del estado de alarma y la convalidación de las nuevas medidas sociales y económicas y en nuestra propia provincia demandan colectivos como, entre otros, Cuenca Ahora, que ese pacto o esos pactos para la reconstrucción del país de los que tanto se habla y esperemos que realmente se alcancen, no deje atrás a esa España olvidada, a esa España en tan mantenida y perpetua cuarentena funcional, a la España Vaciada.


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NOTA DE REDACCIÓN:

Hemos creído adecuado publicar en nuestro blog el artículo de LAS NOTICIAS DE CUENCA escrito por el periodista conquense José Ángel García. Al ser de interés por su acertado análisis sobre los efectos de la pandemia del Coronavirus, conocido también como Covid-19, que tanto dolor y estupor ha causado en nuestra frágil pero soberbia y prepotente sociedad.

El título ya es de por sí una llamada a la reflexión colectiva "CUANDO PASE", que encierra una pregunta a toda nuestra colectividad, tanto a políticos como al común de los ciudadanos: ¿qué haremos cuando esta terrible pandemia pase? ¿cambiará nuestra sociedad, nuestro país, nuestra región, nuestra provincia?, ¿seremos capaces de construir una nación menos desigual en sus territorios, menos egoísta?, ¿Seremos capaces de acabar con la despoblación de este amplísimo territorio del centro de España que afecta a tantas provincias y regiones?

Sea cual sea nuestra opinión, nadie salvo nosotros mismos podremos dar la respuesta a estos interrogantes.


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 EN TARANCÓN: OPINIÓN Y CULTURA
18 de abril de 2020






martes, 7 de abril de 2020

Domíngo Párraga Villanueva.

Un taranconero de la calle Cedazo

Escrito por Mariano Collado el Vienes, 27/03/2020.



Es la calle donde había nació Domingo Párraga Villanueva y por donde jugó sus primeros años. Después cuando formó una familia se fue, como otros muchos taranconeros, a un piso cercano a la avenida de Miguel de Cervantes. Un compañero de batallas locales, Mariano Collado, recuerda a este taranconero comprometido con su pueblo y su gente.


Adiós a un compañero de batallas


Domingo Párraga Villanueva siempre, desde muy joven, ha defendido unas ideas muy comprometidas con los trabajadores y con el histórico Partido Comunista de España. Domingo no era de medias tintas y con el paso del tiempo incluso sus ideas fueron radicalizadas más si cabe. Era un comunista callado pero contundente en la defensa de sus ideas.

Siempre fue un ciudadano comprometido y atento al discurrir de la política en su ciudad. En las primeras elecciones democráticas de 1979 se presentó como independiente en las listas del Partido Comunista de España con la que, por avatares diversos, llego a ser concejal en esa legislatura. Hay que recordar que en esas primeras elecciones, el Partido comunista de España tenía nada menos que cinco concejales.


Componentes candidatura de 2007 a las elecciones municipales.

Pero su compromiso con los trabajadores fue más allá, afiliándose en cuanto tuvo oportunidad a CCOO, sindicato del que fue, desde finales de los años 70, su máximo responsable en Tarancón. Fueron estos años en los que mi relación con Domingo fue más estrecha, al desempeñar yo por entonces cargos de responsabilidad en el sindicato de UGT. Juntos negociamos con los empresarios agrícolas de entonces el primer Convenio para los Vendimiadores con el que conseguimos un salario único. Por primera vez, se consiguió igualar el salario de la mujer al del hombre. En el convenio para el salario de la vendimia fue importante la participación del también desaparecido y representante de la patronal Manuel Ruiz Cézar (el hijo del médico, Don Juan Ruiz).



Papeleta electoral de las Municipales de 1979.

La colaboración entre CCOO y UGT en esos años fue total y Domingo tuvo que ver mucho en que se produjera esa buena sintonía. Fue un incansable luchador por la apertura del primer Centro de Especialidades. Nuestras dos organizaciones CCOO y UGT imprimieron unas pegatinas reivindicativas que se distribuyeron por todo el pueblo. Se movilizó y mucho en la recogida de firmas para hacer realidad el actual Parque de María Cristina, inaugurado por Raúl Amores. Unos terrenos que otros gobiernos municipales estuvieron a punto de convertir en pisos y cercas.

Después coincidimos también en las primeras Comisiones de Festejos que se pusieron en marcha con los Ayuntamientos Democráticos, en la que participaban todos los partidos y sindicatos y que , pusieron las bases para la organización de unas Fiestas más participativas y populares: elección de la Majas de las Fiestas, Ofrenda a la Virgen de Riánsares, verbenas, peñas… etcétera…

Domingo, que no faltaba nunca a los plenos del Ayuntamiento, en los últimos años andaba un poco delicado de salud y desafortunadamente nos ha dejado en estos días de encierro en los que nos ha sido imposible despedirnos de un buen comunista y una buena persona... Descanse en paz.

Fdo. Mariano Collado







El hombre bueno con Gabardina

Escrito por Antonio Parra, 13/03/2020 


Estoy seguro que muchos taranconeros no reconocerían a Gabardina por su nombre, José Miguel Ruiz Parra,  y eso  que fue alcalde de esta ciudad durante casi tres  años. José Miguel , además de taranconero de pura cepa,  y alcalde , fue un artesano extraordinario de instrumentos musicales de viento  y un gran  entusiasta de la música y de nuestra banda municipal donde tocaba  el trombón. Falleció el 7 de marzo, a los 77 años y  el funeral tuvo lugar el domingo en la parroquia de la Asunción. El Ayuntamiento decretó tres días de luto y las banderas ondearan a media asta durante las tres jornadas.


Presentación del Círculo Cultural Fernando Muñoz. 1973.


José Miguel Ruiz era un tipo corpulento al que seguramente la bastase una gabardina para resguardarse de la lluvia y el frio. Lo cierto es que se le veía, con frecuencia, utilizar esta prenda que hacía honor a su apodo heredado  de alguno de sus antepasados. Estaba emparentado con los herederos de ¨Teógenes Ruiz¨ y Dolores Ruiz, propietaria del estanco que había frente a la tienda de Zacarías y él nos contó en alguna ocasión que dos tíos abuelos suyos habían  participado voluntariamente en la Guerra de Secesión o guerra civil  estadounidense para luchar contra la esclavitud. Su amigos más cercanos, me cuentan que tenía mucha documentación sobre antepasados suyos y que una vez les enseñó, entre otras curiosidades la foto de un pariente italiano de su abuelo que fue un afamado cantante de ópera, Guidotti, y tenía un asombroso parecido con él.


Mitin. José García Barrios, y José Miguel Ruiz Parra.


Yo conocí a José Miguel  hace casi 50 años, en la primera reuniones políticas que el Círculo Cultural Fernando Muñoz y su  presidente Manolo González Bonilla "El Tripa¨ empezó a organizar en el Hotel Polo, al poco de morir el General Franco, y a las que asistíamos un grupo de jóvenes con inquietudes sociales  y algunas profesionales de  la policía que empezaban ya a dejarse ver y querer.

Fue miembro de la directiva de aquella asociación cultural y  uno de los fundadores del nuevo Partido Socialista Obrero Español, junto a Andrés Bermejo , Eladio Moya o Toni (el carpintero) que surgió en Tarancón con la Democracia. José Miguel  llegó a ser su Secretario General y , por una serie de carambolas, acabo también siendo Alcalde de 1985 a 1987. Finalizó un legislatura que se había iniciado con José García Barrios, arquitecto y primer alcalde socialista, que tuvo que dimitir porque prácticamente se quedó sin trabajo como arquitecto que era su verdadera profesión. Tuvo que correr la lista y así fue como José Miguel, aunque no le correspondía, acepto la responsabilidad de ser Alcalde de su ciudad.

Los años ochenta los pasé por mi profesión muy alejado de Tarancón pero mi amigo Pedro López Ocaña (Antona) recordaba estos días en Facebook que José Miguel dejó ¨una buena herencia para tan corto mandato¨: Finalizó la construcción del polideportivo cubierto ,la actual estación de autobuses y mejoró las naves del recinto Ferial. Reestructuró  todo el tráfico urbano con la colaboración del jefe provincial de tráfico que era de Tarancón, lo que permitió que se pudiese examinar  del carnet de conducir en Tarancón, y reorganizó la Policía Municipal, estructura que aún conserva. Consolidó y mejoró la Biblioteca Pública, y .organizó el importante y  abandonado Archivo Municipal con la convocatoria de la plaza de Archivero Bibliotecario, que ganó Jesús Garrido Gallego y que tanto está contribuyendo a la clarificación de numerosos hechos históricos del pueblo. Y durante su mandato encabezó él mismo la segunda gran manifestación junto con la Coordinadora Pro Ambulatorio, para exigir su apertura y puesta en marcha, consiguiendo finalmente que por fin se abriera el tan necesario Centro de Salud.


Mitin del PSOE. Primeras elecciones democráticas.

De su paso por la alcaldía solo recuerdo algunos comentarios soeces con los que  ¨señoras y señores¨ de  peluquerías y casinos ensuciaban su imagen contando chismes  como el de que ¨tenemos un alcalde que va a dejar cojos a todos los corderos de La Mancha¨. José Miguel siempre fue de buen comer y seguramente en sus comidas oficiales se pediría alguna, o más de una, rica y típica pierna de cordero. No lo sé ni me importa. Después de pasar por la Alcaldía, dirigió en Cuenca una Escuela Taller y finalmente se marchó a Madrid. Lo cierto es que no solo no estuve  cerca de él en esos años, sino que no lo había vuelto a ver hasta hace apenas unas semanas. Me lo encontré en un restaurante donde comía con su actual compañera y unos amigos de Madrid. No me dio tiempo a abrir la boca cuando empezó a elogiarme generosamente delante de sus amigos. Su bondad nunca tuvo límites, tampoco su humildad, su compañerismo  y su entrega. De su muerte me enteré fuera de Tarancón  y no pude asistir a su entierro. Un compañero suyo, socialista, me decía un poco enfadado que había echado de menos en el funeral a algunos ex-alcaldes  y a más compañeros socialistas, sobre todo del equipo de Gobierno actual.  Sí estuvieron José Manuel  López Carrizo y ex-alcalde, Raúl Amores.

Tienen razón mi amigo socialista, a los más jóvenes les falta memoria  y, en el caso de José Miguel, es  muy importante recordarlo porque fue Alcalde, Secretario General  del PSOE de Tarancón,  un socialdemócrata convencido desde antes de Felipe González, un artista considerado al que se le debe, valga como ejemplo,  el palo de metal del estandarte de El Caño Gordo que les fabricó y que permanecerá inalterable por los siglos, y por encima de todo un taranconero que estuvo dispuesto a arrimar el hombro por su pueblo generosamente, sin hacer ruido y en gabardina.


Fotografías de archivo facilitadas por Mariano Collado.