jueves, 24 de diciembre de 2020

 




LA COCHURA

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A MODO DE INTRODUCCIÓN:

Sabroso relato en el que podremos aprender cómo se fabricaban aquellos panes redondos que tanto tardaban en endurecerse y de niños nos parecían enormes, de los que salían las rebanadas para las ‘pozas’ que nos preparaban nuestras madres para merendar, untadas con aceite crudo de oliva espolvoreado de azúcar, o de mantequilla, vino tinto con azúcar, leche condensada,  una loncha de queso manchego de la quesería Morales sobre el pan o una o dos onza de chocolate del Cristo de Villajos o cualquier otra marca fabricada en Quintanar de la Orden.

También nos asombrará la abundancia en motes que había en aquellos años. No creo que hubiese una sola familia en el pueblo que no tuviese el suyo. Algunos graciosos, otros ofensivos, y otros que iban de boca en boca y que no se podían decir delante del aludido por miedo a represalias por ser de familia influyente. Pero así era la vida entonces, pues a la precariedad económica se unía la escasa o nula educación escolar recibida, pues no todo el mundo podía prescindir de la aportación de los hijos, puestos a trabajar de ayudantes o aprendices desde temprana edad, para ayudar a sacar adelante a la familia.

P.L.O.

 

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LA COCHURA

CADA ocho días se cocía el pan. La víspera, empezaban los preparativos; se ordenaban ingentes, utensilios, escriños, tendidos, limpieza de la artesa* y se recentaba* con la levadura que esperaba en la alacena de la cocina. El hornero fijaba turno y fecha a las amasadoras y se encargaba de avisarles yendo de casa en casa en el momento oportuno, mientras caldeaban el horno las gavillas de carrasca. Había que observar un orden ritual en esta elaboración que nada ni nadie podía alterar. Si la masa no reposaba el tiempo necesario, no pujaba porque la levadura había perdido coraje y si esperaba demasiado, el pan salía apelmazado. “El pan con ojos y el queso sin ellos’ era el proverbio de la tierra.

Para no pasar por sucia y desastrada, era costumbre dejarlo soso. ¡Ay de aquella que prodigara la sal Su reputación de guarra ya no habría quien se la quitara. La madrugada del día convenido sonaban dos aldabonazos en la puerta y con un prolongado: “¡amasar, mozas...!” se ponía en marcha la faena. Arremangado de chambras* y jubones*, ceñido de mandiles de peto y manguitos de impecable blancura, empezaba el amasado que había de heñirse* mucho antes de acomodarlo en los escriños*. Bien arropado con los tendidos*. Cuando ya estaba instalado en el horno, después de sobarlo con las palmas de las manos se hacía saltar en trozos sobre la mesa para airearlo y que saliera la masa esponjosa. Mientras se  hacía la poya*, el hornero barría las brasas con un escobón mojado; a pesar de ello siempre quedaban residuos  de ceniza y carboncillo que se incrustaban en la corteza del pan. Las mujeres esperaban a que el hornero estuviera distraído con la cochura que tenía que vigilar, para dar rienda suelta a la lengua con todos los chismorreos, alcahueterías del pueblo, sacando a relucir hechos y cosas unas veces absurdas, otras con fundamento y las más, con patrañas que pretendían hacer pasar por chistosas. Cuando a cualquiera se le cargaba con un sambenito*, éste corría como la pólvora por costanillas* y plazuelas  identificando sin equivocación el horno de donde había salido. “Que a las Chocolatas las echaron del salón de Esparranca por llamativas, por los churretes del papel colorao que embadurnaban su cara como si fueran unas peponas*…”  “Que la Pendenguilla había parido un hijo con orejas y jeta de gorrino…” “Que por una apuesta de un azumbre* de vino, un medidor le había estampado un beso a la hija del veterinario en mitad de la calle…” “Que en la alcantarilla encontraron un feto descuartizado que decían era de una señoritinga del ‘panpringao’…* “Que la Pelocuquí había marchado a los Madriles y tenía instalado un Salón con un letrero que decía: ‘peinados artísticos a precios módicos’;  y en el escaparate, llamando la atención del público, una especie de calavera con unas greñas a modo de tirabuzones…”  “Que la hija de la tía Algallota se había metido a cupletista en un café cantante, con el apodo de la Bella Gilí, que era muy amiga de la Chelito y venía retratada en todos los diarios de Madrid llena de alhajas y de plumas como una señorona…” “Que la tía Perrulliana y la Quilimaca habían sido trabadas por las sayas a curcusidos* de bramante* y que por no desgarrarse salieron de la iglesia uncidas y dando brincos… ¡y…¡ciscándose en la madre que los parió!” A pesar del bando que echaran, como todos los años, condenando con graves multas esos y otros desacatos a la ley, de nada servía que Cornejilla el pregonero se desgañitara. Seguían unciendo a las viejas, pringando con gachas en los maitines* los bancos del templo y las cerraduras y aldabones de las puertas. Eran costumbres inveteradas que no había forma de corregir, y patatí… y patatá…, hasta que el hornero se encabritaba y las mandaba a la puñeta, con toda la mala levadura fermentada durante largos años en aquella antesala de infierno, que era su cubil permanente. Las mozas cargaban con el escriño repleto, regodeándose con insultos y picardías que el hornero aceptaba complacido como si fuera el adobo estimulante de la cochura rompiendo con la monotonía.

Desde el portal de las casas ya se olfateaba el regosto* de pan sahumado* por leñas montaraces, que prometía ricas pozas de miel o aceite en sus crujientes canteros*.

María Rius Zunón. 

La Gaveta. 8.º relato, pág. 41

 

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GLOSARIO DE TÉRMINOS EN DESUSO

*Artesa: Cajón cuadrilongo, por lo común de madera, que por sus cuatro lados va angostando hacia el fondo y sirve para amasar el pan y para otros usos. También se usaba para lavar la ropa, con la ayuda de la “losa”, tabla de unos 70 cm. de larga y unos cuarenta de ancha, con unos canalillos paralelos y horizontales de lomo redondeado para mejor frotar la prenda enjabonada y unas protecciones atrás para que la lavandera no se manchase con el jabón y las salpicaduras.

*Cantero: Porción de algo. En Tarancón se refiere a un trozo de pan.

*Azumbre: Medida de capacidad para líquidos equivalente a unos dos litros. RAE.

 *Bramante: Hilo gordo o cordel de Cáñamo, o muy delgado y resistente, RAE. En Tarancón al delgado se le llamaba “tramilla”, era muy resistente.

*Chambra: vestidura corta, a modo de blusa con poco o ningún adorno, que usan las mujeres sobre la camisa. RAE.

 *Costanilla: En algunas poblaciones, calle corta de mayor declive que las cercanas. RAE (no tiene otras acepciones en el diccionario digital.

*Curcusidos (Corcusidos): Costuras de puntadas mal hechas. Zurcido mal formado en los agujeros de la ropa. RAE.

*Heñir: Sobar con los puños la masa, especialmente la del pan. RAE. Según el tiempo verbal puede comenzar por hi (hiño) o por he (heñía). En Tarancón se cantaba una cantinela a los bebés para hacerles reir, mientras se les volteaba de un lado y el otro alternativamente, como si se estuviese amasando, en la mesa donde se les cambiaba el pañal o se les vestía: “así se hiña, así se amasa, y así se da la vuelta a la masa”.

*Inveterado: Antiguo, arraigado, RAE.

*Jubón: Vestidura que cubría desde los hombros hasta la cintura y ajustada al cuerpo. RAE.

*Leñas montaraces: Leña traída del monte (terreno poblado de carrascas y alguna encina), que en Tarancón escasea, pues la mayor parte fueron roturados para transformarlos en tierras de labor.

*Maitines: Primera de las horas canónicas, rezada antes del amanecer, RAE.

*Panpringao: Se decía a modo de insulto de alguien supuestamente de familia con nivel suficiente para pringar el pan con algo.

*Pepona: Muñeca grande de cartón de cara rolliza. En Tarancón se decía a modo de crítica maliciosa: “parece una muñeca pepona”.

*Poya: Derecho que se pagaba en pan o dinero en el horno común, y también, pan muy esponjoso hecho con harina de trigo. RAE.

*Recentar: Poner en la masa la porción de levadura que se dejó reservada para  fermentar. RAE.

*Regosto: Aroma que despierta el apetito, por ejemplo el del pan recién horneado.

*Sahumado: Ahumado para que resulte más apetecible.

*Sambenito:iLetrero que se ponía en las iglesias con el nombre y castigo de los penitenciados, y las señales de su castigo. Y también, descrédito que queda por una acción, RAE.

*Tendidos: masa en panes, puesta en el tablero para que se venga y meterla en el horno. RAE.

 

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21-11-2020